Esta tarde en el super me crucé con una de esas viejas que todos conocemos. Las molestas (o chotas). En este caso era niuyorquina pero da lo mismo. Podía ser de cualquier barrio porteño.
La vieja estaba justo antes que yo en la cola para pagar. En su carrito había algunas verduras, una cajita de té, dos productos de limpieza y ocho latas de café. Debí seguir mi instinto y cambiar de fila pero llevaba pocas cosas así que me arriesgué.
El asunto es que la señora tenía unos cuantos cupones de descuento –de los que vienen con el diario del domingo— y con los cuales pensaba pagar el café.
Ahora bien. Para sorpresa de la vieja, la cajera le comunicó que los coloridos papelitos estaban vencidos. Que había un error y la promoción había terminado. Pero eso no era todo. La promoción establecía un máximo de dos latas por persona.
La vieja casi se muere (creo que eso se habría resuelto más rápido). Pero no. Decidió no morir y en lugar de eso luchar por sus derechos. Armó un escándalo escandaloso.
Pidió por el supervisor, por el supervisor del supervisor, por el gerente… (mientras, la gilipollas que escribe veía como las demás colas avanzaban. Obvio.)
Yo soy de quejarme pero… Por favor alguien detenga a esta mina!
Finalmente les ganó (a todos). Se fue del súper con sus 8 latas a bajo precio y tan agrandada que casi no pasa por la puerta.
Moraleja:
- nunca ponerse detrás de una vieja chota en la cola para pagar.
- ojo que pueden atacar.
Cuando sea más anciana yo voy a ser como esa vieja ídola, seguro que rejuveneció como 5 años después de su heroica batalla con el gerente del super. Eso sí, yo voy a avisar al que este detrás mío. – Querida la caja está cerrada, combate en puerta!!
Grande vieja!!!
HOla,
A mi me paso pero con una pareja joven. El tipo no dejaba de sacar cupones y la mujer no dejaba de gritarle en una lengua que no era reconocible.
Muy divertido. Siempre elijo la cola equivocada.
Yo también!!!
[…] conté acá el problema de la fecha de vencimiento (que tienen todos los cupones). A eso hay que agregar que […]