En cuanto una se muda de Buenos Aires a Nueva York, no importa a qué rincón de la ciudad, experimenta una serie de diferencias interesantes. Para empezar se habla inglés en casi todas partes y como mínimo entre diciembre y marzo te morís de frío (qué novedad!!!). Pero hay otras, más sútiles. Inspirada en ésto y en ésto, y sin intención de ser exhaustiva, paso a detallarlas:
1. Los trenes llegan por la izquierda
En las estaciones no hay nada, excepto por otras personas, que te indique de que lado viene el tren. Entonces, años esperando el tren por la derecha, una asoma la cabeza para ese lado y ve que todos la miran. De inmediato se da cuenta que el tren (excepto cuando la estación está en el medio de las vías) viene por la izquierda.
2. Los heladeros anuncian el fin del frío
A partir de marzo, no importa si todavía hace un frío de cagarse, aparecen por las calles de la ciudad, un batallón de camioncitos blancos que, al compás de una musiquita insoportable, circulan y se detienen en parques o escuelas para capturar la atención de niños y tutores. Son los heladores circulantes.
3. No se puede usar zapatos blancos después de Labor Day (Día del Trabajo)
Hay una regla implícita (casi explícita) y es que no se puede usar zapatos blancos, creo que tampoco sacos y pantalones del mismo color, desde Labor Day (el primer lunes de Septiembre) y hasta Memorial Day (un día en mayo). Es decir, si usted quiere estar a tono con la exigente moda local, debe reservar el blanco para unos pocos meses de primavera y verano.
4. No se puede decir “orientales” (a los que vienen de Asia)
Hay muchas otras cosas que no se “deben” decir pero esta es la que más me sorprendió. Orientales son las cosas (las alfombras, por ejemplo), los seres humanos son asiáticos.
5. Hay que aprender a usar los “palitos chinos” (¿o será asiáticos?)
Los neoyorquinos son bastante tilingos y snob. Así, muchas veces te invitan a comer comida de Tailandia, China, Corea, o cualquier región de Asia (porque hay restaurantes con comida «típica» de casi todos los países del planeta) y un poco porque les gusta pero otro poco para «probarte» no te ofrecen ni cuchillo ni tenedor.
6. Los que tocan en el subte son malísimos
En Buenos Aires, dónde el desempleo castiga fuerte, no es raro encontrar excelentes músicos tocando en la estación Callao de la línea D o en el ramal Mitre del tren Mitre. Acá, cualquiera consigue una cajita que hace ruido y se pone a tocar. Los desastres que escuché acá son únicos.
7. Venden los ajos, las mandarinas, las naranjas y los pomelos pelados
Si usted detesta que le quede olor feo en las manos, venga a Nueva York. Le venden los cítricos y los dientes de ajo en coquetas bandejitas (o cajitas) sin las cáscaras. Todavía no encontré cebollas pero seguro que hay.
8. El subte funciona todo el tiempo
Las 24 horas los siete días de la semana. Una maravilla.
9. En invierno todo está calefacionado y en verano hay aire acondicionado.
En todos lados, menos en las estaciones de subte.
10. Está prohibido fumar en todos los lugares cerrados.
Otra maravilla. Vas a un recital, a un pub, a un boliche cualquiera y nadie fuma adentro. Al principio no te sorprende. Te das cuenta cuando la ropa que usaste para salir a bailar solo huele a tu desodorante.
11. Todo lo que se compra se puede devolver
Ya compramos y devolvimos una aspiradora, una grabador, una cama inflable, un cubre-cama, un aire-acondicionado, un ventilador y creo alguna otra cosa más que ya me olvidé. Es más, conocí gente que compra, usa y devuelve como forma de vivir.
12. Los argentinos somos «hispanics» (ni occidentales ni blancos).
A veces no (leé acá). Depende de la estadística, del formulario, de quién lo diga pero en general es como dije acá.
13. El correo postal funciona casi a la perfección.
De hecho es uno de los orgullos nacionales. Por correo envié y recibí (en tiempo y forma) cheques, libros, un ipod, tarjetas de crédito, de débito, ropa, comida y hasta mi computadora. Por las dudas advierto: no intente enviar nada desde y hacia la Argentina, no llega. Lo digo por experiencia.
Otro día sigo. Ahora me voy a seguir practicando con los palitos.
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