Para el trabajo de investigación que estoy haciendo, entre otras cosas, tengo que leer el diario argentino Clarín de hace un poco más de una década. Por momentos, aunque conozco la realidad de mi país, encuentro artículos que no dejan de sorprenderme.
Por ejemplo, a fines de 1997 las autoridades de entonces anunciaban que «un nuevo tren uniría Avellaneda con Vicente López» en un año, ¿alguien sabe algo?
También encontré cosas divertidas, como la crítica de una obra de teatro (La resistible ascensión de Arturo Ui, en la versión del Berliner Ensemble) que vi durante el Festival Internacional de Teatro en 1997 y había olvidado. Con esos eventos, Buenos Aires tiene poco que envidiarle a Nueva York. O, artículos bizarros como este de un caso en la provincia de Chaco dónde una mujer se hace pasar por varón para casarse con la mujer que amaba. Pero cuatro años es descubierto por una serie de enredos y termina en prisión por «matrimonio ilegal y falsedad ideológica».
Pero lo que más me llama la atención son todos los asesinatos con vínculos políticos (como el de María Soledad, el de Cabezas, el de las tres chicas de Cipolletti, Río Negro) de esa época, y otras, que siguen abiertos y, lo que es peor, casi olvidados.