Feeds:
Entradas
Comentarios

Archive for febrero 2012

Teta «NOW»!

Si alguien me hubiera dicho, cuando Antón nació, que a los dos años todavía estaría tomando teta a toda hora, no lo habría creído (y habría pensado que esa persona estaba loca). Pero a semanas de cumplir dos años, acá estamos con la teta “a full”.

Sin duda, los dos lo disfrutamos mucho pero llegó el momento de comenzar el temido destete. En primer lugar porque estoy débil y siento que mi cuerpo necesita un descanso. En segundo lugar porque Antón ya es grande y  me incomoda cada vez más que pida teta en cualquier momento y lugar o me levante la ropa como exigiendo un derecho.

Hace poco, en un subte repleto de gente, empezó a gritar “teta now” “teta now” (así es como habla para casi todo) y como no accedí, el reclamo se convirtió en un llanto y gritos desgarradores que prefiero olvidar.

En este momento, toma teta 1) al despertarse, 2) antes de salir rumbo al jardín, 3) cuando vuelve a casa del jardín, 4) antes de dormir la siesta, 5) al despertar de la siesta, 6) antes de la cena, 7) antes de dormir y 8) durante la noche. Otra vez, si no lo hubiera anotado, ni yo lo creía.

No quiero hacer un corte drástico ni demasiado doloroso para ninguno de los dos pero si quiero reducir la frecuencia en forma significativa “now”. Ya lo intenté un par de veces (sin demasiada perseverancia) y no tuve éxito. Ahora decidí empezar con un método que leí en un sitio web de madres desesperadas por destetar a niños y niñas de más de 2 años.

El método consiste en ponerse limón (también leí vinagre o una mezcla de hierbas y gengibre, pero el limón me parece lo más simple) en las tetas y cuando pide decirle algo: que las tetas están lastimadas (eso uso yo); que están cansadas; que él ya es grande y por eso el gusto feo, etc, etcétera.

Hoy empiezo… ya contaré como vamos.

Actualización

Desde que escribí ese post ya pasaron unas dos semanas. Empecé el 20 de enero y Antón ahora solo toma teta durante la noche. Vamos lento pero bien.

Llevo medio limón en el bolsillo y me pongo (sin que Antón se de cuenta) cada vez que veo venir un pedido de teta . Sigue pidiendo cuando está con sueño o molesto pero junto con el limón le digo que él ya es grande, que las tetas tienen “nana” y que tienen que descansar, etc, etcétera. Se queja un poco pero está entendiendo.

Lo que me sorprendió es que ni bien empezamos, me dijo que me ponga curitas así se ponen “me or” (mejor) pronto. O sea, cuando me pide teta, me dice “u ita mami” (curita mami) y me tengo que poner curitas, jaja.

Es muy dulce. Lo de las curitas también tienen el doble efecto de que al verlas, sabe que no hay teta.

Read Full Post »

El Park Slope Food Coop

Desde hace un poco menos de dos años, Matías y yo somos miembros del Park Slope Food-Coop: una cooperativa de verduras, carnes y todo tipo de alimentos. Es algo así como un supermercado (con algo de centro cultural/social) en donde todos los miembros tienen que trabajar para poder comprar. De ese modo los productos disponibles son de lo mejor que hay (orgánicos, de granjas de la zona) y al mejor precio.

Hay varias cooperativas de este estilo en EEUU pero esta es la más antigua (se fundó en 1973) y tiene más de 15.000 miembros. Para ser miembro hay que participar de un taller/cursillo donde te explican como funciona el modelo y los derechos y obligaciones de cada miembro.

El principal requisito para asociarse, comprar y participar de las actividades es que toda persona adulta en un hogar debe trabajar 2 horas y 45 minutos cada cuatro semanas. Durante el curso te explican las distintas áreas y grupos de trabajo para que selecciones en cuál trabajar. En algunas posiciones (como en caja) hay que hacer un curso de capacitación antes de empezar. Como hay tantos miembros, hay pocas vacantes para los puestos más interesantes –y los mejores turnos. Así es que tanto Matías como yo ingresamos como repositores un día de semana a media mañana (creo que el turno era el primer lunes de cada mes de 10am a 12.45pm).

Como repositora tuve que trabajar en el depósito y organizar y ordenar los productos que ingresaban al supermercado por área (panes, carnes, yogures, quesos); reponer las verduras del piso de ventas, doblar cajas y hacer un recuento de los productos disponibles en cierto sector de la tienda.

Por suerte al poco tiempo conseguí un puesto en uno de los sectores que me interesaban: procesamiento de alimentos. Ahí trabajaba ante una gran mesa rectangular con otras 5-7 personas preparando bolsitas de distintos alimentos (aceitunas, nueces, frutas especiales, tes, dulces, etc), de especias, cortando quesos, pesando y empaquetando frutas frescas y secas y varias cosas del estilo. Lo mejor de ese trabajo era que podíamos escuchar música, conversar y, probar todo lo que teníamos en la mesa o en los paquetes para armar: quesos exóticos, frutas secas, chocolates, lo que se te ocurra. Ese turno era algo así como el tercer viernes de cada mes de 4: 15 a 7pm.

El tema con los turnos de trabajo es que, aunque son menos de tres horas, son fijos y no se puede faltar. O sea, si por alguna razón no podes ir el día y a la hora que te toca, tenes que conseguir que algun otro miembro de la cooperativa te reemplace y haga tu turno (y vos el suyo). O bien, hacer dos turnos de penalización. Y son muy estrictos.
Además de los miles de miembros hay unos 65 empleados contratados (pagos) que son más parecidos a los sargentos de la policía que a los ejecutivos de una empresa privada. En serio dan miedo.

Aunque la cooperativa cuenta con una especie de guardería para los hijos de los miembros que están comprando o trabajando, Antón –cuando ingresamos– era demasiado chiquito para quedarse y después, no quería. Así que hubo varias veces que ir a mi turno en el horario pautado se complicaba ya que Matías tenía que estar disponible para cuidarlo en el horario en que yo trabajaba (y viceversa).

Así es que pedí cambio de equipo de trabajo y desde hace ya varios meses, dejé de procesar (y probar) comidas para trabajar en el cuidado de niños en la guardería. El trabajo no me gusta mucho pero paso los 2.45 minutos de mi turno (y el de Matías, que también lo hago yo) con Antón. La guardería es en una habitación bastante grande dónde hay un baño, un lavadero y muchísimos juegos, libros, juguetes para los niños que pasan el tiempo ahí.

Somos tres adultos que cuidamos hasta doce niños a la vez. No lo esperaba pero hablando con los padres y los chicos que cuido estoy aprendiendo muchísimo de la cultura local, pero eso es ya para otro post.

Read Full Post »